Los ‘Hechos de los Apóstoles’ relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva. Además se conoce de un diálogo de despedida entre el Apóstol Santiago y la Virgen en Jerusalén; donde María le da coraje en su nueva envergadura y le comunica que “en aquella ciudad que mayor número de hombres conviertas a la fe, edifiques un templo según yo misma te daré a entender”.
Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero fue a Asturias, posteriormente a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la ciudad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La ‘Leyenda Aurea’ de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los ‘Siete Convertidos de Zaragoza’. Con estos convertidos se entretenía en dulces enseñanzas sobre el Reino de Dios, y por la noche iba a una orilla del río Ebro donde se echaba en la paja. Una noche, estando en profunda oración, vio en los cielos un camino de luz, sonoro de canciones y de ángeles que cantaban la canción ‘Ave María, gratia plena’. Inmediatamente se le apareció en carne viva la Virgen María encima de un pilar (columna) y le dijo: “He aquí hijo mío Jacobo, el lugar de mi elección. Mira este pilar que me asiento, enviado por mi Hijo y Maestro tuyo. En esta tierra edificarás una capilla. Y el Altísimo obrará, por Mí, milagros admirables sobre todos los que imploren, en sus necesidades, mi auxilio. Este pilar quedará aquí hasta el Fin de los Tiempos, para que nunca le falten adoradores a Jesucristo”.
Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero fue a Asturias, posteriormente a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la ciudad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La ‘Leyenda Aurea’ de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los ‘Siete Convertidos de Zaragoza’. Con estos convertidos se entretenía en dulces enseñanzas sobre el Reino de Dios, y por la noche iba a una orilla del río Ebro donde se echaba en la paja. Una noche, estando en profunda oración, vio en los cielos un camino de luz, sonoro de canciones y de ángeles que cantaban la canción ‘Ave María, gratia plena’. Inmediatamente se le apareció en carne viva la Virgen María encima de un pilar (columna) y le dijo: “He aquí hijo mío Jacobo, el lugar de mi elección. Mira este pilar que me asiento, enviado por mi Hijo y Maestro tuyo. En esta tierra edificarás una capilla. Y el Altísimo obrará, por Mí, milagros admirables sobre todos los que imploren, en sus necesidades, mi auxilio. Este pilar quedará aquí hasta el Fin de los Tiempos, para que nunca le falten adoradores a Jesucristo”.
La Tradición dice también que la Virgen María le dio una pequeña estatua de madera de ella misma y una columna de madera jaspeada instruyéndolo a que erigiera un templo en su Honor: “Este lugar será mi casa, y este mensaje y esta columna deben de ser el título y el altar del templo que tu deberás construir”.
Los ángeles se retiraron llevando a María en los cielos hacia Jerusalén.
Los ángeles se retiraron llevando a María en los cielos hacia Jerusalén.
Luego de un año de la aparición; Santiago junto a sus discípulos empezaron a construir una capilla en donde se encontraba la columna. Pero antes que estuviese terminada la capilla; Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar. Este fue el primer templo del mundo dedicado a la Virgen.
Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España.
Después de predicar en España, Santiago regresó a Jerusalén. Fue ejecutado por Herodes Agripas alrededor del año 44 D.C. siendo el primer apóstol mártir. Luego del suceso sus discípulos tomaron su cuerpo y lo llevaron a España para su entierro. La Reina de España, observando los muchos milagros hechos por los discípulos de Santiago, se convirtió al Cristianismo y autorizó que el cuerpo de Santiago fuera enterrado en un cementerio local.
Ocho siglos después, una catedral en honor de San Santiago fue erigida luego que el sitio de su sepultura fue redescubierto por un ermitaño de la localidad. El ermitaño encontró el sitio del entierro luego de notar una extraña formación de estrellas. El sitio elegido para la catedral fue llamado Compostela (campo estrellado) y este es el sitio de mayor peregrinación en estos días.
La columna de jaspe y la estatua de madera todavía pueden ser observadas en ocasiones especiales en el templo que las custodia.
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